jueves, 30 de noviembre de 2006

Discriminación hay en todo el mundo

Es curioso cuando se habla de discriminación siempre se suele pensar, en aquella discriminación que existe entre negros y blancos, entre ricos y pobres. Pero hoy en día como consecuencia de los flujos migratorios alrededor del mundo. Los países afrontan nuevos retos.

En México un país donde aun no tenemos tantos extranjeros, la discriminación surge a nivel interno. Los mexicanos somos una sociedad predominantemente mestiza mezcla de españoles e indígenas, aunque en las poblaciones cercanas a las costas del Golfo de México, también hubo una pequeña influencia de personas de color.

La discriminación en mi país es muy velada, se suele preferir para entrar en una discoteca o se atiende mejor en las tiendas y restaurantes a las personas con piel clara, cabello rubio y ojos claros. Los personajes en nuestras telenovelas suelen ser prototipos de personas súper blancas, con características físicas que casi ningún mexicano tiene. Pues somos primordialmente morenos, con cabello y ojos obscuros, facciones predominantemente indígenas, de narices pequeñas y anchas, aunque en la actualidad dependiendo de la zona del país se pueden observar facciones diferentes.

Así que en definitiva aquellos chicos y chicas caucásicos que aparecen en “Rebelde”, no son para nada un típico mexicano.

No es de extrañarse que los mexicanos estemos obsesionados por ser güeros, luchamos por esta causa con ayuda de productos maravillosos como los tintes de cabello, que nos tiñen de rubio peliteñido, los lentes de contacto que nos ofrecen toda gama de azules, verdes y ojos color miel. Y a pesar de que aun no nos untamos cremas para aclararnos la piel, ya comienzan a introducirse en el mercado los productos que prometen aclarar tu piel hasta en tres diferentes tonalidades.

La primera vez que viví en España fue en el año 2003 en la ciudad de Madrid, y en aquel momento jamás sentí discriminación por parte de nadie, por el contrario me sentía súper cómoda y me movía como pez en el agua. Hoy debo confesar que en ocasiones me he sentido discriminada por ser latina.

En cierta forma lo justifico y lo entiendo, debido a los grandes flujos de ecuatorianos y colombianos que buscan una mejor calidad de vida en España y a la reciente invasión de pateras procedentes de África.

Hoy en día el rechazo a los inmigrantes es muy notoria. El otro día iba sentada en el metro de Bilbao y tenía a una señora de unos cuarenta y tantos años enfrente de mi. Cuando en la siguiente estación subió un joven africano y se sentó junto a ella, la mujer se paro como resorte del lugar y prefirió pasar las siguientes tres paradas de pie, con tal de no ir sentada junto a este chico.

La primera vez que yo me sentí discriminada en Bilbao, fue un día que fui de compras al supermercado de “Sabeco”, por alimentos , y cuando llegue a la caja y le mostré a la empleada mi tarjeta de crédito con mi pasaporte como identificación me dijo “que los extranjeros tenían que pagar aparte y no en la caja”, así que me condujo a un cuarto que parecía entre una oficina y una bodega para deslizar mi tarjeta en la máquina, lo cual me pareció súper raro, y racista, fue como gritarle a toda la fila del supermercado que era diferente e inmigrante.

La siguiente ocasión en la que pude sentir que mi presencia no era bien recibida, fue al entrar en la tienda de ropa “Bershka” acompañada por un grupo de amigas españolas, mexicanas y ecuatorianas. Las dependientas del lugar al creernos a todas latinas, nos miró, con una especie de molestia, con esa actitud, que refleja el malestar, de “ya vienen éstas a desordenarlo todo, y no compran nada”. Actitud que no hubiesen tenido de tratarse de un grupo integrado por solo españolas.

Así que la fisonomía física siempre contribuye en cuanto al trato con el otro se refiere, en ocasiones como algo positivo al ser características muy opuestas a las de dicha población y en ocasiones perjudiciales por tratarse de ciertos grupos que se rechazan por su condición de inmigrantes de estratos de la población económicamente bajos, que son vistos como invasores o plaga, para la sociedad a la que emigran.

2 comentarios:

Subversados dijo...

Entiendo que la señora del autobús se levantó "como un resorte", para quedarse de pie, porque he estado en Ámerica y sé que allá decís "parad@" para "de pie" y "pararse" para levantarse". Helena ha escrito bastante sobre las lenguas. las diferencias van más allá del "coger" –de la palabra, se entiende : >

Subversados dijo...

Según la revista MH, Mujer de hoy, el 76% de las españolas se tiñen el pelo. Y pocas a más oscuro: sólo algunas castañas, a negro.