martes, 28 de agosto de 2007

Splash con glamour


¿Recuerdas de niño lo fascinante que era salir a jugar bajo la lluvia y brincar en todos los charcos que te encontrabas a tu paso? Es una pena que al crecer el agua deja de ser tan divertida.

La semana pasada de lluvias torrenciales, intenté usar zapatos que no me importase mucho que se dañaran, utilicé maquillaje ‘waterproof’, pues quien desea ir por el mundo con ojos de mapache, intente recogerme el cabello utilizando toda clases de accesorios sofisticados como pinzas, ligas, y broches para no ir con la cabellera esponjada al puro estilo de los ochentas.

Pero ni todas mis precauciones para no perder el glamour fueron suficientes. Al final es que mi paraguas de color amarillo chillante, no combinaba con absolutamente nada de mi atuendo, mi poca destreza prediciendo la dirección del viento dificultó mis esfuerzos para no mojarme, y comprobé que mis zapatos, a diferencia de la máscara de pestañas, si que no eran ‘waterproof’, por lo que llegue a mi destino mojada de pies a cabeza y pereciendo que había sido víctima del mismísimo huracán Dean, a pesar de estar a mucha distancia de mi México.

Por suerte hace un par de segundo navegando por la red, encontré la solución a mis pies mojados, quien pensaría que las neoyorquinas contribuirian a mi atuendo para las próximas lluvias, unas fabulosas botas hechas de plástico, aprueba de resbalones y salpicaduras, su colores y fabulosos diseños hacen que se vean bien con todo, incluso con mi incombinable paraguas.

domingo, 11 de marzo de 2007

Se prohíbe hacer fila antes de las siete de la mañana

Una mujer de color tiembla del frió, llego a las 6 de la mañana a la Estación de Policía, tiene los pies empapados pues tan solo calza unos tenis plateados, lleva unos jeans que ya han absorbido tanta agua del suelo como les ha sido posible, a pesar del paraguas rojo que lleva, la lluvia lucha con él a muerte y parece ganar la batalla, pues la mujer está más mojada que otra cosa, ella esta ahí, pues tiene que renovar el DNI, ella comenta que la primera vez que lo tramito hace cinco años las cosas no eran así, entraban al edificio esperabas cuando más media hora y hacías el tramite “hoy nos tratan como perros” y hacen que nos formemos en la puerta de atrás como si no valiésemos nada, esto es inhumano.

La puerta no se abre hasta las nueve de la mañana, llevo dos horas y media formada en la fila y empiezo a no sentir los dedos de las manos, los pies a pesar de las medidas tomadas se han mojado. Hay dos mujeres jóvenes delante de mi, ambas han vivido la fila en ocasiones anteriores, esta vez han llegado más temprano, pues no han conseguido entrar, antes de las 12 del día, hora en la que deben de acudir a su trabajo.

Ambas mujeres se quejan de los rumanos y hablan de ellos de forma racista, los describen “como plaga”, comentan que se forma uno y que cuando abren la puerta se presentan 30 por generación espontánea, lo curioso es que yo he escuchado a muchos españoles quejarse de los ecuatorianos por los mismos motivos y con el mismo racismo.

Ambas chicas ven a alguien rubio en la fila, que hablan un idioma que no comprenden y los tachan de rumanos, lo curioso es que aquel grupo de 12 hombres, no son rumanos, pues yo estoy entendiendo parte de la conversación, ellos son portugueses.

Como las predicciones suelen hacerse realidad, las nueve de la mañana se abren las puertas y de las diez personas formadas delante de mi se multiplican y llegan a sumar hasta un número de 30 personas delante de mi.

Yo para ese entonces estoy más que helada, mojada y cansada de pelear por mi lugar en la fila, pues los hombres hacen uso de su fuerza y su altura y les da igual si delante suyo hay un niño, un viejo o una mujer.

Se dividen las filas en dos ciudadanos de la Unión Europea y otros, pero no hay que olvidar que también existe una fila VIP, la de los españoles, esta es la única que en realidad parece funcionar, por lo menos la gente logra entrar al edificio y resguardarse de la lluvia.

Las otras dos filas son un caos. Los ciudadanos de la Unión Europea, en su mayoría traen un ticket de cita por lo que entran antes y nosotros “los otros” nos cubrimos de una capa de invisibilidad, por lo que no es de sorprender que la chica al lado mio desee en voz alta ser española.

Son las diez de la mañana, el frió y la humedad me consumen, solo hay dos personas delante de mi, tan cerca y tan lejos. El policía de la entrada, un hombre de unos 50 y tantos años de edad, es el que controla el acceso, una mujer desesperada no deja de preguntarle cuándo la dejará pasar?

Siento la cara congelada, el hombre nos voltea a ver por primera vez y me pregunta si tengo frió, la respuesta en mi cabeza esta clara, “claro que sí cabrón”, pero mi contestación es sensata, “si me congelo llevo aquí desde las seis de la mañana “, el hombre enojado contesta, que eso no es posible y señala un letrero pegado en la puerta que dice “se prohíbe hacer fila antes de las siete de la mañana”.

Diez minutos después, nos dejó entrar. En el interior hay muy poca gente de los siete cubículos para atender, solo funcionan cinco. A pesar de estar sentada y con calefacción, no logro calentarme, el frio se me ha quedado en los huesos.

Hay una pantalla que anuncia los turnos con números y letras en rojo, la C significa cita y la T turno. Las citas tienen preferencia y hasta que no terminan con ellas los turnos no avanzan, llevo una hora y media sentada soy el turno que sigue el 21T, una vez más tan cerca

Auto medicación



Cuando me enfermo en la ciudad de México mi madre, me dice que medicina debo tomar para sentirme mejor y generalmente suele ser muy acertada en los medicamentos que me receta, claro te debes de estar imaginando que mi mamá es médico, pero no, no lo es, ella es contadora, pero en México la mayoría de los padres rectan a sus hijos, sin necesidad de ir al doctor, pues puedes comprar casi cualquier cosa en la farmacia sin necesidad de una receta.

En cambio, en España necesitas de una receta médica para comprar casi cualquier cosa, pues los productos que puedes adquirir sin prescripción médica son de dar risas, lágrimas para los ojos, caramelos para quitar la picazón de garganta, y cosas que le harían cosquillas a cualquier enfermedad.

Así que en España lo primero que hay que hacer cuando aparecen los primeros síntomas es ir al médico y no preguntarle a tu madre “que me tomo”, las recetas para evitar ser falsificadas tienen toda serie de seños y firmas pertinentes, y el farmacéutico no te dará por nada del mundo algo que no este especificado, ni te venderá un mayor numero de pastillas que el solicitado en la receta.

Aunque supongo que es mejor porque se reduce los riesgos de la automedicación, también creo que no es del todo positivo, pues cuando tu tienes un padecimiento específico no puedes adquirir el medicamento que te aliviará si este no te lo receta un especialista.

Hay que copiar el “Mercadillo”


En Bilbao existe una muy buena idea, después del final de las rebajas de invierno introducen un concepto muy creativo llamado “Mercadillo”, en el que las tiendas sacan en mesas a la calle mercancías que quieren rematar.


Así durante cuatro días, las tiendas hacen grandes rebajas de sus productos, a precios casi simbólicos. Donde se pueden adquirir botas a 15 euros (210 pesos), zapatos a 10 (150 pesos) euros, faldas, pantalones o blusas por cinco Eur. (75 pesos).


Por lo que la gente se sumerge entre la mercancía para obtener verdaderas gangas, porque quien no esta a la moda por esos precios.


Pero ante todo, lo increíble para mi es como estos productos se ofrecen con verdadera libertad en las calles, pues en México además de que la gente no respetaría, seguramente que las tiendas saldrían perdiendo pues seguro abría más de un robo, pues como bien se dice “en arca abierta hasta el más justo peca”, teniendo tantas cosas al alcance de la mano, seguramente las cuentas no saldrían y hasta dinero se perdería, pues quien podría controlar a la gente en plena calle.


Así que deberíamos de copiar no solo el concepto de rebajar los precios para liquidar las mercancías de temporada, sino la honestidad de la gente, que se asegura de pagar y de no maltratar la mercancía, y hasta busca la manera de probarse los zapatos, haciendo verdaderas proezas de equilibrio sin pisar con ellos la calle, y procura poner cartones para medírselos.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Me hicieron falta corazones


En la actualidad quedan pocas tradiciones que no se hayan globalizado, si se pueden seguir percibiendo diferencias, entre los países.

Hoy me desperté como si fuera un día normal, no había gente vestida de rojo por las calles, no había personas vendiendo globos gigantes en forma de corazón en los semáforos, no había niños comiendo kisses ni caramelos en forma de corazón, no había mujeres en el metro con rosas rojas y no vi ni un solo puesto con peluches haciendo alusión al día de San Valentín o al día del Amor y la Amistad como también se le conoce en México.

Debo confesar que la primera señal de que San Valentín, es hoy, me la dio mi computadora, cuando al entrar en Internet, la página de Google, había transformado a su letra “g” en una suculenta fresa cubierta con chocolate, el siguiente indicio me lo dio una postal en mi cuenta de hotmail, claro está provenía de una amiga mexicana y me deseaba un “Happy Valentine`s day”.

Es a partir de estos chocolates virtuales, que sentí un poco de nostalgia y comencé a extrañar la celebración al estilo estadounidense del día de San Valentín, ya se que para muchos, incluso para mi misma, es una fecha producto 100% de la mercadotecnia, pero hay que confesar que en la Ciudad de México se respira amor en lugar de contaminación el 14 de febrero y las calles se visten de rojo y se animan, con los globos de colores, las flores, los chocolates, los peluches, los pasteles en forma de corazón y los mil y un productos que cada año se diseñan con el fin de celebrar este día.

Y no es que en España no se celebre el día de San Valentín, pues si se pueden comprar pasteles en forma de corazón, chocolates y artículos en las tiendas con alusiones a esta celebración, pero aun no se vive con la mercadotecnia y la influencia estadounidense con la que se vive en mi país.

Y más aun a que mujer no le gusta recibir un ramo de tulipanes, con una caja de chocolates, acompañados de una buena cena y que mejor si todo esto te lo da un príncipe azul, lastima que el encanto se rompa a la media noche del 14 de febrero y se tenga que volver a esperar todo un año para que el embrujo que produce San Valentín se vuelva ha hacer realidad.

martes, 13 de febrero de 2007

Más que una peli


Jamás me olviare de la primera vez que fui al cine en España, fue para ver la peli de "Matrix". El cine a pesar de que las instalaciones eran muy similares a cualquiera que hubiera en mi país, la experiencia fue distinta.

La primera cosa curiosa fue que los asientos estaban numerados, en México la aventura de ir al cine comienza empujando y corriendo en busca de los lugares de tu preferencia y aun hasta mi abuela cuando va al cine con sus amigas, corre por los lugares del centro de la sala, que son considerados los mejores.

Pero lo que más shock me causo fue que la película estuviera doblada en español, nosotros solemos verlas en el idioma original con subtitulos, por lo que desde niño te acostumbras a leer a toda velocidad y conforme vas creciendo y las personas que tuvimos la oportunidad de estudiar inglés, dejamos de leer.

Claro está que si la pelí esta en un idioma que desconocemos, estamos tan entrenados que podemos leer a toda ostia.

Así que ir al cine en España y en México se disfruta de diferente manera, porque la verdad yo prefiero la voz original de los actores y no me mola mucho escuchar que a la "nave de matrix, le pesa el culo", pues me parece que pierde mucha credibilidad.

El coche ya no camina!


Cuando uno va de vacaciones o a estudiar a otro país uno no suele tener auto, por lo que son pocas las veces en las que nos tomamos unos minutos para fijarnos en donde se encuentran las gasolineras, pues no son parte de las necesidades de la vida cotidiana.

Si me preguntas a mi en Bilbao, por donde se encuentran los supermercados, las farmacias, los cines y sobre todo las tiendas de ropa y accesorios, te garantizo que se donde estan con pelos y señales.

En la Ciudad de México hay una gasolineria en todas la avenidas principales, que en realidad son casi todas, puedes encontrar una en cada sentido de la calle y si por olvido no te ditienes en una cinco minutos despues te toparas con otra.

Pero no en todo el mundo es igual, asi que cuando en Bilbao tuve que buscar una gasolineria en un coche alquilado con el botón de la reserva parpadeando en rojo, no me quedo más remdio que preguntar.

Mi sorpresa llegó cuando, la gente me dijo que "estaban fuera de la ciudad". Fue en ese momento cuando valore tantas y tantas gasolineras en la ciudad, aunque claro está que sería imposible que estuvieran en las afueras en México.

Otra de las malas costumbres que tenemos, es que haya un chico encargado de poner la gasolina por una pequeña propina, mientras que en España eres tu, el que debe poner el combustible, la primera vez debo confesar que aunque lo e visto hacer millones de veces, no tenia ni idea de como hacerlo, pero al final, terminas aprendiendo.

Tantas diferencias en el sencillo proceso de poner combustible a un carro.