jueves, 30 de noviembre de 2006

Me indigna el Congreso mexicano */&%#


Desde anoche, que presencie en el noticiero de TVE (Televisión Española) las lamentables imágenes de los diputados del Partido Acción Nacional (PAN) y los del Partido de la Revolución Democrática (PRD), pelearse a golpes en la tribuna de la Cámara baja del Congreso. Me invade un profundo sentimiento de enojo y vergüenza.

Es lamentable levantarse hoy por la mañana y leer en el diario de el Correo, el principal periódico del país Vasco, “El Congreso mexicano –se calienta- ante la investidura de Calderón”, y observar estas terribles fotografías de diputados golpeándose, tirados en el suelo, manoteando, gritando y papeles volando.

Es un espectáculo, patético y lamentable, reflejamos una imagen de salvajes, retrogradas y tercer mundistas. Y estoy por creer y asegurar que lo somos. De que nos ha servido liberarnos de 72 años del PRI (Partido Revolucionario Institucional) en el poder, de que nos sirve la democracia, de que nos sirve la oportunidad de estudiar y de acceder a trabajo y vivienda digna. Si aquellos que supuestamente velan por los intereses de TODOS y CADA UNO de los mexicanos, se comportan como verduleras, faltos de criterio y de educación.

Mi enojo se centra en la deplorable imagen que exportamos a España, si dentro del Congreso se agarran a golpes, no es de sorprender que la gente piense que vamos armados y matamos a cualquiera que se nos pone enfrente, como en tiempos de la revolución.

Pero este no es el México que quiero, no es el México que quiero que aparezca en la prensa y en los telediarios de España y del Mundo. Quiero un México que construyamos todos con dedicación y esfuerzo no con gritos y golpes.

No quiero un presidente legitimo y un presidente electo, no quiero gritos ni sombrerazos, quiero un México que exporte ciudadanos de calidad y productos, que ofrezca buenos servicios y no aparezca en los medios de comunicación dando un espectáculo de lucha libre

Discriminación hay en todo el mundo

Es curioso cuando se habla de discriminación siempre se suele pensar, en aquella discriminación que existe entre negros y blancos, entre ricos y pobres. Pero hoy en día como consecuencia de los flujos migratorios alrededor del mundo. Los países afrontan nuevos retos.

En México un país donde aun no tenemos tantos extranjeros, la discriminación surge a nivel interno. Los mexicanos somos una sociedad predominantemente mestiza mezcla de españoles e indígenas, aunque en las poblaciones cercanas a las costas del Golfo de México, también hubo una pequeña influencia de personas de color.

La discriminación en mi país es muy velada, se suele preferir para entrar en una discoteca o se atiende mejor en las tiendas y restaurantes a las personas con piel clara, cabello rubio y ojos claros. Los personajes en nuestras telenovelas suelen ser prototipos de personas súper blancas, con características físicas que casi ningún mexicano tiene. Pues somos primordialmente morenos, con cabello y ojos obscuros, facciones predominantemente indígenas, de narices pequeñas y anchas, aunque en la actualidad dependiendo de la zona del país se pueden observar facciones diferentes.

Así que en definitiva aquellos chicos y chicas caucásicos que aparecen en “Rebelde”, no son para nada un típico mexicano.

No es de extrañarse que los mexicanos estemos obsesionados por ser güeros, luchamos por esta causa con ayuda de productos maravillosos como los tintes de cabello, que nos tiñen de rubio peliteñido, los lentes de contacto que nos ofrecen toda gama de azules, verdes y ojos color miel. Y a pesar de que aun no nos untamos cremas para aclararnos la piel, ya comienzan a introducirse en el mercado los productos que prometen aclarar tu piel hasta en tres diferentes tonalidades.

La primera vez que viví en España fue en el año 2003 en la ciudad de Madrid, y en aquel momento jamás sentí discriminación por parte de nadie, por el contrario me sentía súper cómoda y me movía como pez en el agua. Hoy debo confesar que en ocasiones me he sentido discriminada por ser latina.

En cierta forma lo justifico y lo entiendo, debido a los grandes flujos de ecuatorianos y colombianos que buscan una mejor calidad de vida en España y a la reciente invasión de pateras procedentes de África.

Hoy en día el rechazo a los inmigrantes es muy notoria. El otro día iba sentada en el metro de Bilbao y tenía a una señora de unos cuarenta y tantos años enfrente de mi. Cuando en la siguiente estación subió un joven africano y se sentó junto a ella, la mujer se paro como resorte del lugar y prefirió pasar las siguientes tres paradas de pie, con tal de no ir sentada junto a este chico.

La primera vez que yo me sentí discriminada en Bilbao, fue un día que fui de compras al supermercado de “Sabeco”, por alimentos , y cuando llegue a la caja y le mostré a la empleada mi tarjeta de crédito con mi pasaporte como identificación me dijo “que los extranjeros tenían que pagar aparte y no en la caja”, así que me condujo a un cuarto que parecía entre una oficina y una bodega para deslizar mi tarjeta en la máquina, lo cual me pareció súper raro, y racista, fue como gritarle a toda la fila del supermercado que era diferente e inmigrante.

La siguiente ocasión en la que pude sentir que mi presencia no era bien recibida, fue al entrar en la tienda de ropa “Bershka” acompañada por un grupo de amigas españolas, mexicanas y ecuatorianas. Las dependientas del lugar al creernos a todas latinas, nos miró, con una especie de molestia, con esa actitud, que refleja el malestar, de “ya vienen éstas a desordenarlo todo, y no compran nada”. Actitud que no hubiesen tenido de tratarse de un grupo integrado por solo españolas.

Así que la fisonomía física siempre contribuye en cuanto al trato con el otro se refiere, en ocasiones como algo positivo al ser características muy opuestas a las de dicha población y en ocasiones perjudiciales por tratarse de ciertos grupos que se rechazan por su condición de inmigrantes de estratos de la población económicamente bajos, que son vistos como invasores o plaga, para la sociedad a la que emigran.

Nadie se salva de los robos


Cuantas veces no me han preguntado “si México es tan peligroso como dicen” y hasta el día de hoy mi respuesta sigue siendo la misma. “No te puedo decir que es una ciudad segura, porque estoy consiente de que hay robos, asaltos y secuestros, pero a mi nunca me han robado, ni intentado asaltar; y considero que si vas de vacaciones por zonas turísticas suele ser una ciudad segura”.

Y pues por increíble que parezca tuve que venir hasta España para mi primer intento de robo. Me encontraba en la tienda de Esfera de la plaza de Moyua en una de las principales calles de shopping en Bilbao, “la Gran vía” cuando dos mujeres una rubia y una morena de unos cincuenta años de edad, vestidas muy a la moda súper maquilladas, llenas de accesorios, aretes largos, collares de estilo étnico en piedras en color marfil y marrón largos, sombreros y la rubia con zapatos y blusa en estampado de leopardo; fingían mirar unos jerseys detrás de mi. En fracción de segundos una de las mujeres abrió mi mochila y afortunadamente una de las chicas que trabaja en el lugar se percato del robo, por lo que las dos mujeres salieron más que rápido del lugar.

La chica muy amable puso sobre aviso a las demás dependientas del lugar y me pregunto si me habían mangado algo.

Afortunadamente no tuvo tiempo de sacar nada de mi mochila, aunque debo confesar que se hubiera llevado un gran chasco, pues solo traía un cuaderno, una carpeta y el diario “El Correo”.

El fin de semana pasado una chica mexicana, que vino de visita a Bilbao, le robaron su bolso en el restaurante Arriaga, en pleno Casco Viejo de Bilbao, mientras se disponía a comer el domingo. Colgó su bolso en su silla y cuando se dispuso a buscarlo minutos después, su bolso, ya había desaparecido.

Así que robos y ladrones, no existen, solo en la ciudad de México, muy afamada por su peligrosidad. Y la rentablemente parece que mexicanas que nunca habían vivido robos o intentos de robos, tuvieron que cruzar todo un océano en avión para tener esta experiencia en España.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Y ¿Tú, qué tortilla comes?

México y España elaboran mi platillo favorito, “la tortilla”.

A pesar, de que los dos platillos comparten el mismo nombre, son completamente diferentes y típicos por excelencia en ambos países.

Tortilla española

La tortilla de patatas o tortilla española se elabora con huevos y patatas fritas en aceite de oliva. Puede llevar cebolla, dependiendo de la zona de España en la que se cocine o del gusto del chef.

Existen muchas variantes de la receta, que puede también hacerse con ingredientes como pimiento, chorizo, champiñones, atún, etc.

Tortilla mexicana

En México, la tortilla es un alimento de acompañamiento, como el pan. Recibe su nombre por la forma circular y aplanada que tiene.

Se prepara a base de harina de maíz, que recibe el nombre de nixtamal, o harina de trigo.

Una tortilla se hace tomando una bola de masa de harina y agua, aplastándola y dándole forma circular con las manos, parecida a la de un CD.

Se cuecen sobre una plancha caliente y se les da la vuelta por ambos lados. Se sabe que ya están listas cuando se inflan.

Así que, hoy en día no importa donde estemos, siempre podremos disfrutar de una buena tortilla, mexicana o española.

Receta Tortilla Española

La ropa sucia se lava en casa, pero ¿dónde se seca?


En México la ropa se pone a secar en las azoteas de las casas y los edificios, o en los jardines traseros, fuera por completo del alcance de la vista de los vecinos.

Mirar un tendal puede ser percibido, como una especie de falta de respeto, o simplemente como la entrada a la vida privada de una familia, que únicamente se permite cuando hay una fuerte relación de confianza.

Es por eso que no es de sorprenderse que cuando mi madre y mi abuela escuchan sonar el timbre corran despavoridas para quitar la ropa de los tendederos, para que las visitas no presencien el espectáculo de ropa mojadas secándose al sol.

Por eso es para mi tan llamativo ver los tendales españoles expuestos a todo el que pase por enfrente de tu casa, en plena vía pública.

Si te plantas enfrente de una zona residencial por Bilbao, puedes llegar a descubrir, tan solo de mirar la ropa colgada, quienes viven en cada piso, las edades y el sexo de sus habitantes.

Es maravillosos aprender las distintas formas de lavar y poner a secar los trapitos al sol entre México y España.

No puedo describir la cantidad de sentimientos encontrados que e experimentado, y las vivencias que se me han presentado, con respecto a un tema tan simple como lo es lavar la ropa.

Para mi la cocina es una parte de la casa, súper limpia e higiénica, donde es imposible llevar algo sucio; pues desde que llegue a Bilbao, entre en shock, al encontrarme que la lavadora estaba en la cocina. Para mi era inimaginable que la ropa sucia entrara a la cocina, el lugar donde se elabora la comida.

El segundo reto, se presentó casi inmediatamente, cuando me disponía a sacar la ropa de la lavadora para ponerla a secar. El tendal se encuentra colocado afuera de la ventana de la cocina que da justo a una zona peatonal, por lo que me invadía el temor de que se me cayese algo por la ventana o que volase alguna prenda a causa del viento; por lo que para tender una simple camiseta utilice cinco pinzas, para asegurarla lo mejor posible.

Por sorprendente que parezca, una mañana comprendí, que mi miedo a perder ropa, no estaba del todo injustificado. Al encontrar una bata de baño tirada fuera de casa. Lo más divertido fue, que algún vecino creyó que era nuestra pues la noche anterior teníamos ropa en el tendal, por lo que de vuelta a casa la encontramos en el picaporte de la puerta.

Y ya para rematar, el otro día me encontré a mi casera, quien del modo más amable que pudo me explico. “Yo se que ustedes no son de aquí, pero aquí cuando lavamos las cortinas, como ya salen casi secas en estas lavadoras modernas, las volvemos a poner en su lugar, para no taparle la luz a los vecinos de abajo”.

Como podrán imaginarse, no sabia que hasta el hecho de lavar unas simples cortinas, pudiera prestarse a malentendidos culturales.

En fin, de un tema tan cotidiano como lo es lavar la ropa, hoy yo ya he aprendido que no es igual en México y en España y que ambos países siguen sus propias normas.

lunes, 20 de noviembre de 2006

DE BARES POR MÉXICO Y ESPAÑA


El concepto de bar para un mexicano que vive en la Ciudad de México, es de un lugar que abre a partir de las 8 de la noche o mucho después, generalmente de jueves a domingo; donde un grupo de personas a partir de los 18 años de edad, que es la edad legal para comenzar a beber, acude en plan de fiesta.

Loa bares suelen ser espacios con poca luz, tirando a sitios muy obscuros, donde el anonimato te hace desprenderte de los tabús de la sociedad con el fin de ligar o de conocer a nuevas personas, generalmente del sexo opuesto, escondido en un mar de gente y del humo del cigarro que suelen tener los bares en la ciudad de México. Es tanta la gente en la ciudad, que para entrar en un bar de moda, en ocasiones puedes permanecer en la fila hasta 3 horas, y una vez dentro, te encontrarás cuerpo a cuerpo, sin espacio siquiera para respirar.

El alcohol, se acompaña de música y de luces estridentes, los ritmos varían, dependiendo del estilo del lugar y la comida es por lo general inexistente. En caso de ser un restaurante bar, la cocina suele cerrar y “convertirse en calabaza”, como “la carroza de Cenicienta” a las 12 de la noche, por lo que salir de casa sin cenar puede ser un gran error.

Los mexicanos, suelen gustar de bailar en cualquier sitio y los bares no son una excepción, por lo que las personas se las ingenian para mover cada músculo del cuerpo entre las mesas, aun cuando los sitios están a reventar.

Sin embargo, en España cualquiera puede ir a un bar, podemos encontrar desde bebes en sus carreolas, hasta niños que corretean alrededor de las mesas, jóvenes, adultos, personas de la tercera edad y hasta perros que esperan a sus dueños fuera del local. La concepción de bares españoles es mucho más familiar y son lugares para beberse la copa, el aperitivo, o el digestivo, mientras se pica alguna tapa o pintxo.

También es muy frecuente encontrar juegos de cartas o dados en los bares que la gente se suele reunir para disfrutar.

Y cuando de marcha se trata, los bares suelen ser el preludio para una noche intensa, es el sitio donde se comienza la noche y se anima al cuerpo para lo que seguirá.

Para un mexicano es sorprendente cambiar de bares, eso de tomar un trago en cada bar en ocasiones resulta hasta cansado, pues cuando te estas animando, te adaptas a la música y al ambiente del lugar, es justo cuando ya estas por cambiar de sitio.

Los mexicanos venimos de la cultura de apalancarnos. Así que tu noche terminara en el primer lugar en el que has comenzado a beber, porque nos resulta todo un lió pensar que si has pagado por entrar, has pagado por la mesa, has pagado por el estacionamiento y has pagado por la botella, seria casi imposible para los bolsillos y el presupuesto cambiar de sitio.

Así que si eres español y vas a México no esperes moverte de sitio y si por el contrario eres mexicano y vas de fiesta por España, lleva calzado cómodo, que creme lo necesitarás.

lunes, 13 de noviembre de 2006

¿HABLA ESPAÑOL? NO, NO, QUE YO HABLO MEXICANO

Uno se pensaría que ir de México a España, es como ir a una prolongación de un mismo territorio; por eso es que hoy en día aun sobrevive la expresión de “ir a la Madre Patria”.

A pesar de que uno está consiente de las diferencias lingüísticas y culturales, en ocasiones son inmensas las sorpresas que te llevas!!!!!!!

¿Qué tanta puede ser la diferencia entre México y España? Si en los dos países se habla castellano, se viste con ropa de ZARA, se ven series y pelis estadounidenses, se escucha a la Oreja de Van Gog y se baila reguetòn.

Las sorpresas comienzan a partir de las cosas que tenemos en común y por insignificantes que parezcan los detalles, causan una cantidad de risas, malentendidos, incomprensiones, errores y sobre todo un GRAN SHOCK CULTURAL, pues que mexicano o mexicana, después de un mes de estar en España, no anhela picante en la comida, subtítulos en las películas, y que las tiendas abran los domingos.

Pero el compartir el mismo idioma, no es garantía de NADA, por lo que vivir en Bilbao es muy diferente a vivir en la Ciudad de México. A partir de este momento intentaré trasmitir mi experiencia, de lo que es ser una mexicana que se interna en Bilbao, detallando un poco diferencias y similitudes entre ambos países , intentando en cada momento entender a las dos culturas, con el fin de aprender un poco de ambas.

Así como explicar un poco ¿Cómo se ven a los mexicanos en Bilbao? En un mundo globalizado que cada ves tiene más miedo a los inmigrantes y muestra claras muestras de rechazo “al otro” que no conoce y no sabe que hace en su país.